El invierno parecía haber vuelto al Pirineo....gruesos de 50 cms en algunas zonas, nevadas a 1000 metros. El tiempo parecía haberse rebelado contra alguien, quizás contra los agoreros del cambio climático y el fin del invierno...a saber... El hecho es que volvía a nevar y lo íbamos a aprovechar!
El objetivo era subir el Aneto. Con el riesgo alto de aludes no era plan de liarse a hacer itinerarios más expuestos, así que nos decantamos por una ruta clásica. Lo fuimos planificando...estudiando la meteo...ventana de buen tiempo? parece que si...se adelanta la borrasca?...subimos igualmente...
...y así finalmente, después de unas bajas de última hora, quedamos los cinco valientes que confiamos en nuestra intuición meteorológica: Pablo, Mollu, Felix, Albert y yo mismo.
Llegamos a dormir a Castejón de Sos bajo un aguacero que de momento confirma las previsiones. 'Despertador a las 5 ok?. Bien'. Si claro, toda la noche lloviendo y despertarse con el repiquetear de las gotas en el techo del albergue dan ganas de quedarse pegado a las mantas, pero aun y así nos levantamos y desayunamos. Al irnos, la lluvia persistente se convierte en una fina cortina de agua....parece que mejora.
De camino a los Llanos del Hospital, las nubes densas se van comenzando a disipar. La nieve comienza a dominar el paisaje, y nos quedamos boquiabiertos con lo que vamos viendo...
En el Hospital de Benasque los coches tienen 10 cms de nieve y hace fresco. Parece febrero de nuevo!!. Nos preparamos. Son las 7a.m. y varios grupos van saliendo. Incluso un grupo de 50 vascos que van caminando.....la ostia pues!!

A las 7.30 comenzamos a caminar y poco a poco cogemos ritmo. A las 9 llegamos al refugio de La Renclusa con un paisaje hivernal espectacular hasta que..'ojo mirar allí!! se está abriendo!!' Las nubes se apartan y se abre el cielo, mostrando todo el glaciar de la Maladeta bajo el cielo azul. Tal y como las previsiones habían dicho. Genial!!

Se nos pasan 40 minutos entre pitos y flautas y dejar trastos en la habitación, así que a las 9.40 nos ponemos de nuevo en marcha hacia el Portillón. Vamos adelantando grupos de esquiadores y andarines. La traza está bastante machacada por estos últimos, pero se va haciendo y poco a poco, entre bufidos, caras de demacración y 'aupas', remontamos hasta el cruce del camino a La Maladeta y el Aneto.

Mollu y Félix se van hacia la Maladeta. Nosotros seguimos al Aneto. Me quedé algo rezagado respecto a Pablo y Albert, y cuando llego al Portillón, apenas me dejan tiempo a respirar. Saco un par de fotos, me como una barrita, un poco de agua y remontamos el glaciar.

Me comienzo a apajarar y Pablo y Albert me sacan mucho hasta el Collado de Coronas. Ellos tardan 1 hora, y media hora más tarde llego yo, donde reagrupamos. Mientras remontamos el glaciar, los más madrugadores bajan y revientan el glaciar del Aneto virgen de trazas y con una nieve polvo que se ve brutal. Las ganas de hacer esa bajada dan un plus de energía al cuerpo que ya comienza a quejarse.

Más adelante se comienza a hacer visible la entrada del mal tiempo que se preveía al mediodia, y la cima aparece y desaparece en un mar de nubes y niebla.
Llegado al Collado de Coronas no me veo con fuerzas de seguir, comienzo a estar fundido y les digo a Pablo y Albert que les espero ahí mismo, pero no me dejan. Me dejan comer y beber y en seguida me animo, pero al ponerme de pie me cuesta ponerme en marcha....bufff.
Poco a poco me pongo en marcha y tengo que parar cada 8 o 10 pasos. No se ve nada por la niebla y por alguna razón me cuesta mucho avanzar. Me rallo, me agobio y mi cuerpo no quiere avanzar. Tengo la cabeza nublada y el corazón me late arrítmicamente a mil y tan solo estoy a 3300 msnm. Me quedan 100 de desnivel todavía. Pero algo me pasa en ese momento. Se me pasan memorias, razones y sinrazones del porqué mi cabezonería con el Aneto, una cima que hice en varias ocasiones y que por varias razones no había hecho en los últimos 6 años. Mi necesidad de subir me despeja la mente y me da fuerzas hasta que poco a poco, paso a paso, llego a la antecima en la niebla, justo antes del Paso de Mahoma, donde están Pablo y Albert.

Son las 14.20 y la palabra és feliz. Estoy feliz de llegar. Feliz de cumplir conmigo mismo. Feliz de que una cima me represente tantas cosas a la vez y me de energía...
No cruzamos el Paso de Mahoma. Vamos con botas de esquí y el paso está nevado. No hace falta. Los 3402msnm nos saben a cima y estamos satisfechos.
Nos calzamos y cuando le doy un golpe seco con el palo a la bota para limpiarla, se rompe la punta. Bien RuL!...es lo malo de los palos de carbono, que un golpe seco y adiós. Me tocará bajar con un palo.

Hay muy poca visibilidad y vamos justos de fuerzas. El plan inicial era bajar hasta Aigualluts y luego subir de nuevo hasta la Renclusa a dormir, pero finalmente hay quorum en rehacer lo andado hasta el Portillón y bajar por la pala de la Maladeta hasta la Renclusa.
Rapidamente llegamos hasta el Portillón que remontamos bajo una fina nevada que comienza a caer, y seguimos bajando por una nieve que la niebla ha acartonado. No es la mejor nieve, pero es técnica y dura fisicamente, y con los cuadriceps como los tenemos, nos obliga a guardar bien la posición y a trabajar bien plano con cambio de peso. No está mal!!

Son las 15.30. Llegamos a la Renclusa y nos felicitamos. Y con razón!. Ya llegaron Félix y Mollu de la Maladeta y nos vamos a la habitación a dejar los trastos, ducharnos y echarnos a descansar.

Estamos un rato entre dormidos y no, tan cansados que ni podemos dormir. Después de un rato vemos por la ventana que ha salido el sol. Bajamos a tomar un zumo de cebada bajo el sol y a esperar a la hora de la cena entre conversaciones de cuerdas, vías, rutas, proyectos, ideas. Félix nos explica muchas anécdotas y tecnicismos de material, que escuchamos con atención hasta que se hacen las 7 de la tarde y nos sirven la cena...

...después de cenar, en seguida a dormir, sobre las 9...estamos agotados físicamente y nos tumbamos hasta el día siguiente que vamos a hacer el Paderna, o quizás el Pico de Alba.....

...pero la calefacción del refu, unido a la nevada que está cayendo afuera y el haber cumplido los deberes, nos tranquiliza los planes de domingo, que se levanta lento y tranquilo, desayunamos, y ponemos rumbo hacia los Llanos del Hospital, al principio bajo una intensa nevada, para luego acabar bajo una intensa lluvia que nos despeja de nuevo las ideas y nos lleva a casa con las pilas cargadas y un poco más felices.

Thanks