viernes, 22 de octubre de 2010

21 días en NZ - La Serie (Part 5)

...Llegamos a Wanaka ya bien entrada la noche y dormimos en un párking delante del skatepark. Llueve y no hace demasiado frío, así que no hay muchas expectativas para el día siguiente, cosa que anima al gran Ramón a salir un rato con el mestre Mollu.






Al día siguiente nos levantamos para ir a Treble Cone. El día se levanta despejado y nos dicen que está nevando en pistas. YES!! vámonos corriendo!!! Llegados a la base de TC, hemos de dejar la motorhome y nos sube un servicio de taxi que nos cobra 20 NZD por subir y bajar....


Llegamos a la base, y de nieve nada, llueve y la cota está algo más arriba. Nos informan que solo hay una silla abierta y dos pistas....'ok, hemos pagado 20 dolares, no vamos a irnos ahora, cuanto vale el forfait?' '91NZD...' (la chica nos mira con cara de avergonzada, no me extraña!!) 'queee??? vaaya robo!! anda va, pagamos que estamos aquí para eso, vamos arriba'

Esquiar lloviendo es bastante denigrante: se cala toda la ropa, las gafas se empañan y la nieve engancha, pero bueno, es agosto, estamos en las antípodas y 'it's always good as long as it's snow', así que subimos por la silla y además de llover hay niebla....o sea, un día perfecto para desabrocharse las botas y hacer técnica. Poco a poco se va tapando cada vez más, comienza a nevar muy húmedo y vamos a tomar algo para calentarnos. En la cafetería nos choca ver al equipo sueco de alpino, Jon Olson incluido, con mallas y casco de freestyle de RedBull. Recordemos que su objetivo es disputar el gigante en las próximas olimpiadas con el equipo sueco. Tarea bien difícil.

Volvemos a esquiar y seguimos practicando técnica y giro corto. Me lo paso bien apretando el giro a los Katanas, muy bien! Desde luego, esquiar es mucho más que el powder, esquíes con el arma que esquíes. De ese día no hay fotos.

Finalmente bajamos hasta la caravana. En Wanaka decidimos irnos hacia Queenstown a ver si en Remarkables ha nevado. A medio camino recibo un mail: habíamos sido aceptados Mollu y yo para competir en la final del NZ big mountain open, evento que me hace especial ilusión, por eso de disputar un FWQ 3 estrellas en la otra punta del mundo.


Queenstown es un Lloret de Mar a la inglesa. Demasiado artificial a primera vista, aunque en un entorno brutal. La mayoría de los residentes están allí para emborracharse en la ciudad más animada de la isla del sur. Muchos adolescentes con el carnet de conducir recién aprobado conducen por sus calles con el hip hop a fondo y el brazo colgando por la ventanilla con sus ocupantes al borde del coma etílico, cual imitación barata de Dr. Dre.

Cenamos en un japonés (NZ está llena de japoneses, y de sushi bars) y el frente rider (Mollu y yo) nos retiramos pronto para esquiar al día siguiente. El frente hooligan se queda a torturarse cuerpo y hígado.

Remarkables...estación comercial. Despertamos para transportar a dos resacosos hasta la base de la estación, donde Alex hizo un esfuerzo sobrehumano y nos acompañó a sudar sus excesos. Tipsy se quedó roncando...

Subimos en bus, y allí vimos que era algo más grande que Mt Hutt. Hicimos un par de bajadas para inspeccionar la estación, más comercial que nunca, con sus respectivas colas y domingueros. El terreno está mármol en su parte media y baja, pero aun así salto alguna roquita que me hace tope de suspensión y salgo rebotado. Decidimos subir más arriba, a la zona backcountry, y después de pasar el control de Arvas hay una zona en la cara sur donde si hay polvo (un tanto granulado), unos 15 cms sobre una capa dura. Menos es nada!




Cuarenta y cinco minutos de pateo y hacemos una línea bastante divertida con un par de roquitas. Llegamos a la zona de control de Arvas y volvemos a subir a por otra línea, con una roquita que ya han estrenado. Vamos a por ella!



45 minutos de pateo más y llegamos. Un par de curvas y un par de fotos y hacemos la roca sin más problemas que esquivar los tiburones que aparecen una vez se recepciona.




De ahí, vamos a la cara suroeste, a hacer otro pateo de una horita. Aquí no encontraremos pow, pero si una capa de firn gustosa, y un Kea muy simpático, que no para de hacer monadas para que le demos algo de comer. Al final tanta insistencia acaba con una de las mejores fotos del viaje por mi parte, el casi-robo de uno de mis palos y un bolazo de nieve para que nos dejase en paz.







Y ya nos vamos abajo. Regresamos a la caravana, con Ramon durmiendo, recogemos y debemos regresar a Wanaka Mollu y yo, pero aquí se plantea uno de los dilemas del viaje. El 50% queremos ir al NZ Open, y el otro 50% quiere ir al Milford Sound....Sigue

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